Entrevista a Marta Casas, directora del centro de servicios sociales Zona Nord
“Sería muy pretencioso pensar que servicios sociales podemos resolverlo solas. Juntas y abiertas al territorio llegamos a un horizonte que va mucho más allá.”
Hace 6 años Marta Casas aterrizó en Ciutat Meridiana, Vallbona y Torre Baró como directora de servicios sociales con el reto de reparar el alto malestar entre el centro y las entidades vecinales del territorio, ocasionada especialmente por el problema de los desahucios. Este año, su equipo, las propias entidades vecinales, profesionales de servicios y entidades diversas y algunas familias afectadas, han elaborado conjuntamente la Guía de buenas prácticas para la atención de niños en situación de desahucio, culminando un proceso de construcción de confianza y colaboración que hoy nos explica.
- ¿Cuál es la realidad social de los barrios de Zona Nord?
Los datos de los tres barrios de Zona Nord son muy similares. La principal característica es la altísima vulnerabilidad a nivel económico y habitacional, así como el alto porcentaje de personas recién llegadas de origen extracomunitario, que está en torno a un 40%. Como territorio, un hecho destacable es también el alto número de empleos. Ahora hemos contabilizado a 170 familias que tienen un proceso abierto de desahucio, pero personas que están en situación irregular de vivienda son muchísimas más.
Otro problema grave es a nivel formativo, pues hay muy poca población joven que haga formación post-obligatoria.
- En octubre de 2014, en protesta por un desahucio, personas vinculadas a los movimientos vecinales de Ciutat Meridiana entraron en el local del centro de servicios sociales y causaron desperfectos. Medio año después entraste a trabajar como directora del CSS. ¿Recuerdas qué pensaste en ese momento al conocer este episodio y la relación que había entre el CSS y el movimiento vecinal?
En el momento de entrar pensé que viniendo a un centro con un conflicto abierto había mucho trabajo que hacer de reparación y cuidado, tanto con el equipo, que venía de una experiencia difícil, como con el territorio.
- ¿Cuál era la situación del equipo cuando llegaste?
Era un equipo tocado, con una experiencia traumática muy presente de la que era necesario recuperarse. Buena parte del equipo se había marchado y el resto no había tenido la opción. A partir de ahí fuimos haciendo paso a paso.
- ¿Qué es lo primero que hiciste?
En ese momento había varias mesas de trabajo en el territorio donde servicios sociales acudía, pero solía salir malparado. También es cierto que en aquellos momentos el centro estaba más centrado en el propio trabajo interno que en abrirse a lo comunitario.
El primer trabajo fue estar más presente en las mesas, también como directora, presentarme con la voluntad de hacer camino juntos, aprender, reconocer el territorio y apoyarle.
También hice un acercamiento a las figuras referenciadas a nivel comunitario acompañada del técnico de barrio, con una actitud de sumar, de reconocimiento de que todos trabajamos por el territorio y queremos lo mejor para las familias. En realidad el resto ha sido siempre seguir haciendo ese camino.
Recuerdo que en un encuentro, el presidente de la AAVV me regañaba porque presionábamos a las familias para buscar una alternativa de vivienda cuando acababan de empezar un proceso de desahucio que podía durar 1,5 o 2 años, durante el que la familia no tenía dónde vivir. Le dije que lo desconocía y tomaba nota, ellos sabían más y teníamos mucho que aprender. Y como esto todo, porque cada uno sabe de lo que mueve más y todos tenemos nuestras propias limitaciones.
Cabe decir que por las entidades también recibí una actitud de reparación del daño que habían ocasionado, por lo que el acercamiento fue rápido.
- En estos 6 años la relación del CSS con la comunidad ha dado un giro de 360 grados. ¿Cómo se ha producido ese cambio? ¿Tenías una estrategia definida?
Mi visión en ese momento era la de llegar a ser un equipo fuerte pero junto a las personas, tanto de las familias como del territorio. Esto es lo que me guiaba.
Si que tomé la decisión de asistir personalmente a todos los desahucios, lo que en realidad fue una oportunidad muy grande de acercamiento a la comunidad, a la asociación de vecinos ya las familias desde un espacio de informalidad. Este intercambio y el respeto mostrado mutuamente es el que va haciendo camino para que te conozcas, reconozcas y puedas construir juntos. Lo hice con todo el equipo detrás.
- ¿Cuáles crees que son los elementos claves para que este cambio se haya dado a nivel interno y externo al centro?
Además de lo que he dicho, a nivel de infancia el proyecto XAPO también ha generado una progresión que nos ha unido mucho. Nació de una inquietud compartida por las profesionales. Cuando aterrizas en el territorio y ves la problemática de las familias y el bajo nivel de atención que puedes dar, te preguntas si no podemos hacer algo mejor. Desde lo preventivo se podía hacer poco trabajo y las situaciones acababan resolviéndose de forma conflictiva y traumática. En esto coincidíamos todos los servicios: la forma en que estábamos interviniendo no nos gustaba. Y nació XAPO para encontrar respuestas.
Por tanto al final se trata de tener una actitud de apertura e ir haciendo pequeñas acciones día a día que hacen que todo vaya fluyendo, se repare el dolor y se cree una relación de poder contar con el otro, confiar y hacer cosas juntos .
- ¿Crees que actualmente existe una visión y estrategia compartida entre los diferentes agentes del territorio?
No se si totalmente, pero sí que está ahí.
Este año hemos realizado una serie de reuniones por temas generales como territorio en todo lo que es casales de veranos y atención a la primera infancia.
Por otra parte, estamos hablando de establecer una colaboración constante con los centros abiertos para evaluar al final de curso la atención a las familias, tener una visión global de las necesidades del territorio a la hora de distribuir las plazas al inicio de curso…
- A raíz de una petición de la AAVV este curso habeis elaborado una Guía de buenas prácticas en la atención a niños en situación de desahucio entre distintos agentes del territorio. ¿Puedes explicar algo este proceso de trabajo? Guia de bones pràctiques en l’atenció a infants en situació de desnonament entre diferents agents del territori. Pots explicar una mica aquest procés de treball?
Estamos en un punto de colaboración muy fuerte tanto con entidades como con servicios. En un tema tan delicado como los desahucios el consenso al que hemos llegado es altísimo. Y, si bien hay puntos delicados porque técnicos y entidades tenemos visiones distintas, encontramos la forma de llegar al acuerdo y poner por delante el respeto a la voluntad de la familia.
Con la Guía hemos ido más allá. La AAVV planteó el malestar que generan los procesos de desahucio, especialmente a los niños, ya partir de ahí, se ha pensado conjuntamente servicios, entidades y familias, cómo reducir el impacto en los menores a partir de lo que ya tenemos en el territorio.
Existe el marco para que cada uno diga cómo lo vive y poder escuchar al otro. Yo siento, y creo que lo sentimos todos, que partimos del respeto y la confianza mutua, sin eso es imposible
La Guía tiene muchos frentes: la intervención en la escuela a nivel individual pero también con el grupo clase, a nivel preventivo y comunitario, se quiere elaborar una canción… el alcance es muy amplio. También hemos tenido tres momentos de encuentro con las familias donde hemos validado la Guía, el recibimiento ha sido muy bueno y esto nos ha dado la tranquilidad y seguridad de ir por buen camino
Años atrás se hablaba de si los niños estarían en el desahucio porque hacía falta, y ahora se habla de hacer participar al niño. Los padres quieren que los niños estén, tomen conciencia y tengan un papel, ayudando con los desayunos… Es la familia quien decide cómo lo enfoca y el niño debe poder entender qué está pasando y tener un papel más participativo si lo quiere.
- Ahora que el modelo de Servicios Sociales está en cuestión, ¿cuáles crees que son los principales retos para desarrollar servicios sociales orientados a la comunidad?
Trabajar comunitariamente cuesta mucho, pero se trata más de tener presente la visión y, desde aquí, realizar pequeñas acciones que salen naturales. Hace tres años que el Instituto Municipal de Servicios Sociales impulsa lo comunitario y a nivel de equipo también hemos realizado un proceso. Ahora la visión ya la tenemos, pero estamos verdes y nos falta probarlo y lanzarnos.
- ¿Qué aporta el trabajo comunitario a los servicios sociales?
El impacto se multiplica exponencialmente. Ya ocurre con el grupal, puedes estar dos años trabajando con alguien en despacho y no conseguir los resultados que consigues en cinco meses en un proyecto grupal.
Por lo que respecta al comunitario, el impacto de tu trabajo llega mucho más allá. En el Programa Bmincome, una serie de familias que tenían las necesidades básicas cubiertas trabajaron comunitariamente a partir de sus intereses y, por ejemplo, realizaron un proyecto de cocina donde invitaban a comer a personas mayores. Esto tuvo impacto en las mujeres pero también en el territorio, pues las personas mayores tuvieron un rato de relación, de apoyo, pudieron hablar con gente más joven…
Este es un territorio que necesita estas experiencias gratificantes y positivas que hagan crecer la autoestima al sentir todas las cosas buenas que también hay.
- Si tuvieras un altavoz para animar a otros profesionales de servicios sociales a trabajar comunitariamente, ¿que les dirías?
Que no se que hubiera hecho durante estos seis años si no hubiera trabajado con lo comunitario. No me imagino los servicios sociales lejos del territorio, no somos una OAC ni expendedores de recursos, por tanto, si te quedas cerrado no vas a ninguna parte.
Todo lo que hemos ido haciendo es absolutamente gratificante y te das cuenta de que no estás sola. Sería muy pretencioso pensar que servicios sociales podemos resolverlo solas. Juntas y abiertas en el territorio llegamos a un horizonte que va mucho más allá.